Un precedente muy preocupante

Lo primero es un aviso para navegantes: mi versión no tiene nada que ver con la ideología política que se respira en el País Vasco. Por primera vez en mucho tiempo, estoy a favor de Javier Clemente. Creo que su destitución es de carácter kafkiano y rozando los argumentos dictatoriales.

Lamikiz se ha cargado al ex seleccionador nacional simplemente por ser sincero. Por expresarse. No ha hecho nada más:

"El club ha fichado lo que ha considerado, pero no
es todo lo que a mí me hubiera gustado tener. El equipo que yo pintaba tenía mucho más potencial, pero... tampoco teníamos dinero. Tengo la plantilla que me han dado. Igual sí hemos mejorado, pero yo pensaba tener una plantilla de más nivel. Con todo, soy respetuoso con lo que me han dado”.

Pues sí, esa sinceridad tan común en Clemente le ha costado muy caro. Es un precedente muy negativo y preocupante. ¿Ahora expresarse libremente es motivo de despido?

Da la sensación, por los argumentos que ofrece Lamikiz, de que han ido a por el técnico vasco. Y lo han encontrado. No me vale ahora que el presidente del Bilbao quiera excusarse en la mala relación del preparador con el cuadro técnico. Le renovaron y el problema ya estaba sobre la mesa. Así que ahora, la cacicada del dirigente le va a costar un buen pellizco a la entidad. No había para fichajes, pero sí para antojos.

Por cierto, que nadie se ha parado a pensar en las consecuencias que puede tener esta decisión en Javi Martínez. La perla del Osasuna, que ha costado seis millones de euros, el segundo fichaje más caro de la historia, ha sido el inicio de las discordias. El de Barakaldo no le conocía. No engañó a nadie. Pero a Lamikiz no le sentó bien.

Eso sí, tampoco iba a faltar la perla de Clemente en su despedida. Aseguró que su destitución se debe a las presiones del Grupo Correo.

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